21 ago 2010

Cenizas

Se queda mirando al fuego que acaba de morir en la chimenea del salón. Pequeñas chispas aún siguen vivas entre los escombros del hogar. Al poco rato, sólo las cenizas siguen en pie luchando por no desaparecer.

Y entonces recuerda todo lo que ha quemado y destruido en su corazón; tantas fotos, palabras, miradas, encuentros, textos. Tantas cosas que poco a poco fueron quedando atrás, en un lejano y segundo plano. Tantas cosas buenas y malas. Por eso mismo decidió destruirlas; adiós a aquel tormento, a aquel peso que le hacía pensar que todo era culpa suya, a aquello que le hizo daño y dejó huella en ella. 

Adiós a todo eso, porque ahora tiene una llama a la que realmente vale la pena alimentar y mantener encendida hasta que escasee la leña. Nuevos recuerdos, fotos, palabras, miradas, encuentros, textos. Nuevos elementos componen el fuego de la chimenea, destruyendo las cenizas que aún persistían de los antiguos retales de su memoria.

Sigue observando aquellos escombros que se acumulan en ese espacio del salón y que están a punto de perderse entre la basura. Con una pizca de nostalgia, recoge esos restos y los tira lentamente a la papelera de la cocina. Tras cerrarla bien, coge las llaves de la casa y pide un taxi que la lleve al aeropuerto en busca de más leña. 

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