26 jun 2010

Reencuentro

De pronto el móvil comenzó a bibrar sobre la mesa. Antes de que pudiera contestar a la llamada, ella ya había colgado. Salió corriendo de la casa para buscarla. Quizá había llegado ya.

Pero no había nadie. Sus ojos no captaban la silueta de su chica. Rendido, se dio la vuelta girando sobre sus talones para volver a entrar en la casa y seguir esperando el momento. Pero entonces allí estaba ella, apoyada contra la pared de su hogar. Una sonrisa se dibujó poco a poco en la cara de la muchacha. Ninguno de los dos dio ningún paso, ninguno respiró, ninguno habló. Un largo cruce de miradas tuvo lugar. Miradas que hacía siglos que no se encontraban, que no hablaban, que no se unían. Entonces él recorrió los pocos metros que lo separaban de ella para abrazarla lo más fuerte que pudo. Después de mucho tiempo podía volver a sentir su esencia, su tacto, su voz.

-Te he echado tanto de menos -le susurró ella al oído.

El chico dejó de hundir su rostro en el cabello de la muchacha para mirarla. Le acarició suavemente la mejilla mientras sus ojos volvían a encontrarse con la mirada que ya creía perdida. No necesitaba palabras ni lágrimas. Ella ya lo sabía todo. Ambos lo sabían.

Con un suave beso selló aquel reencuentro que tantas noches había soñado vivir.

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